Todos sabemos de la existencia de la parte injusta de la vida, sin embargo, nos resulta difícil encajar estos acontecimientos en nuestra vida y por tanto debemos superar las diferentes fases del duelo.
Cuando hablamos de duelo no solo nos referimos al fallecimiento de un ser querido, sino que también se entiende como la pérdida de un trabajo, de una mascota, una ruptura de pareja, separación de un amigo o familiar al cuál estás bastante apegado, etc. Es un proceso natural que todos atravesamos con el fin de adaptarnos a esa pérdida reciente.
Es importante que conozcamos el proceso de nuestras emociones tras la pérdida, para que éste no se convierta en un proceso patológico.
Los autores Kübler-Ross y Kessler hablan de las siguientes fases del duelo:
1. Negación: «Esto no está sucediendo. No a mí»
Al principio de esta etapa, la persona suele quedarse paralizada, creer que es un sueño.
La vida comienza a no tener sentido. La persona está conmocionada y niega el hecho, se pregunta cómo va a poder seguir hacia delante y dejar pasar los días sin más. La negación nos ayuda a dosificar el dolor de la pérdida. Estos sentimientos sirven de protección a la persona, el hecho de no creerlo hace que los sentimientos no entren de golpe y no resulten abrumadores en esta primera etapa.
La persona suele comenzar a preguntarse el cómo y el por qué, repasar todas las circunstancias, pensar si se podría haber evitado…
Con la realización de estas preguntas la persona se va haciendo más fuerte, puesto que va aflorando todos los sentimientos que tiene dentro.
2. Ira: «¿Por qué está sucediendo? ¿Quién tiene la culpa?»
Las manifestaciones en esta etapa pueden ser diversas, por ejemplo: enfado con los médicos por no haber podido salvar a la persona querida, enfado por no haberlo/a cuidado mejor o hacia el propio fallecido por habernos dejado, etc.
La ira es una reacción natural a la injusticia de la pérdida. También se puede sentir culpa, que es la ira vuelta hacia uno mismo. Cuanto más se exprese la ira, más sentimientos se descubrirán debajo.
3. Negociación: «Haré un cambio en mi vida solo si eso significa que esto no me sucederá»
La persona se hace repeticiones del tipo: “ojalá…”, “y si…”. Quiere que la vida vuelva a ser como era, retroceder en el tiempo.
4. Depresión: «Esto es insuperable, imposible retomar mi vida sin esa persona, le necesito para ser feliz, ya nada vale la pena»
Tras la negociación aparece la sensación de vacío y el duelo entra en un nivel más profundo, llegando a parecer que el duelo va a durar siempre, permaneciendo la persona con una niebla intensa y preguntándose si tiene sentido continuar solos. Esta es la fase donde las personas suelen paralizar el periodo de duelo. No hay nada que importe a la persona. La persona que sufre la pérdida debe permitirse sentir dolor, tomar conciencia de esas emociones y expresarlas. Esto facilitará que se vaya haciendo más fuerte y que poco a poco desaparezca el dolor, aunque haya momentos en los que aparezca.
5. Aceptación: «Estoy en paz con lo que está sucediendo»
La aceptación se suele confundir con la noción de que nos sentimos bien o estamos de acuerdo con lo que ha pasado, pero en realidad no es eso. En esta etapa se acepta la realidad de que nuestro ser querido se ha ido físicamente.
La recuperación se refleja en las acciones de recordar, recomponerse y reorganizarse. A partir de este momento la persona ha de intentar vivir en un mundo en el que falta su ser querido, aunque es probable que a veces se resista, pero a través de pequeños pasos de aceptación la persona se da cuenta de que no puede mantener intacto el pasado. Ha de aprender a reorganizar roles, reasignarlos a otras personas o adoptándolos ella misma.
Poco a poco comienza a dejar de dedicar sus energías a la pérdida y a dedicarlas a la vida, empieza a reestablecer nuevas relaciones o a dedicarles más tiempo a las antiguas.
Sentir durante un breve periodo confusión, culpa, ira, soledad, miedo, ansiedad, dolor, apatía, y tristeza es normal y necesario (lo raro sería no sentirlo), el problema surge cuando estas emociones negativas se prolongan e incrementan en el tiempo.
Si este es tu caso, un dudes en pedir apoyo y ayuda a personas de tu confianza e incluso si es necesario, acudir a un profesional especializado antes de que surjan problemas transversales.
CONSEJO PARA SOBRELLEVAR LAS FASES DEL DUELO:
Intenta expresar tu dolor pensando de manera racional. Generalmente, tenemos pensamientos limitantes tipo «esto es insuperable, imposible retomar mi vida sin esa persona, le necesito para ser feliz, ya nada vale la pena», etc.
No olvidemos que según pensemos, así sentimos y actuamos.
Con estos tipos de pensamientos negativos, solo conseguiremos hacernos más daño y que el duelo se prolongue en el tiempo. Tenemos que poner de nuestra parte para no generar más sufrimiento. Pasar el duelo tras una pérdida es inevitable, estancarte en él y no pasar página es opcional y depende solo y exclusivamente de ti.