Si nos remontamos a datos científicos, son muchos los estudios que demuestran los efectos que la violencia televisada ejerce sobre nuestra conducta; siendo importante proteger a nuestra población, en especial a la más joven sobre los efectos que pueden ocasionar este visionado.
Estudios de psicólogos tan importantes como Bandura o Rowell Huesmann, revelaron cómo la imitación y el aprendizaje social son esenciales en el desarrollo de las conductas de los menores. En diversos estudios confirmaron que los menores de educación primaria que visualizaban contenido violento, tenían una mayor probabilidad de desarrollar conductas agresivas cuando llegaban a la educación secundaria. Pudiéndose afirmar que el contenido visual violento no es inofensivo en la mente infantil.
El visualizar series o películas violentas aumenta la probabilidad de aparición de conductas similares. Ya que las personas se ven tentadas a autoevaluarse, querer conocer sus propios límites y los efectos de tales conductas.
El éxito de la serie de Netflix «El juego del Calamar» se ha hecho viral. La razón se explica debido al hecho de que las emociones intensas son atrayentes; esto hace que queramos seguir visionando este tipo de contenido. Series como «El juego del Calamar», producen una desensibilización hacia la violencia, habituándose la persona hacia este contenido y minimizando sus consecuencias. Así, la empatía disminuye, apareciendo y haciendo mella la injusticia social.
Pero ¿Cuál es la trama de esta serie?
Esta serie narra la historia de un grupo de personas, en riesgo de exclusión, que participan en un juego de supervivencia cuyo premio es una cuantía millonaria. Para poder ganar este premio deben de ir jugando a diferentes juegos infantiles, en los que competirán contra el resto de sus compañeros. El perdedor de cada juego acaba muriendo o siendo asesinado.
Uno de los aspectos claves de esta serie es que los soldados que ejecutan tales asesinatos son personas muy jóvenes que pueden servir de reflejo en nuestros menores. De esta forma, pueden en influir su comportamiento al buscar la aprobación de los iguales o querer seguir modas.
Por último, otro de los elementos más importantes de esta serie, son los juegos en los que compiten. Se tratan de juegos de nuestra infancia: la cuerda, el pollito inglés, las canicas…A nuestros menores les cuesta mucho más abstraerse de esta ficción, pues se sienten identificados con estos juegos, pudiéndose llevar tal contenido a la realidad.
Niño/as ¿Cómo afecta su visionado?
Esa serie está clasificada para mayores de 16 años debido a la violencia que muestra sin censura. Lo/as niño/as son mucho más vulnerables a los efectos de este tipo de series, pues se encuentran en pleno desarrollo emocional y la influencia del entorno es mucho más intensa.
El cerebro de nuestros menores está en pleno desarrollo, están construyendo su identidad y para ellos se nutren de todo su entorno (tanto real como ficticio). Por lo tanto, que un/una menor pueda acceder a tales imágenes puede tener consecuencias muy negativas, al acabar normalizando la violencia y no solo eso, sino que van adquiriendo una actitud discriminatoria.
En esta serie, se puede apreciar cómo tratan de forma despectiva a las mujeres, no queriendo contar con ellas para formar equipo en los juegos; considerándolas una carga y una debilidad. Se nos olvida recordar que lo/as niño/as no piensan ni ven el mundo como nosotros, pueden coger estas series como modelado y llevarlo a la práctica. Aún no tienen desarrollado su pensamiento crítico, para poder entender que lo que están visualizando no deben replicarlo. Así, a la hora de formar equipo en las actividades del colegio, las niñas pueden sufrir esta discriminación al ser consideradas «menos fuertes».
De esta forma, la visualización de una serie como «El juego del Calamar» favorece en ellos la aparición de conductas parecidas, al interiorizar que estos modelos son algo «normal o divertido» o como una manera de conseguir la aprobación de sus iguales.
¿Debemos dejar que nuestro/a hijo/a menor pueda ver dicho contenido?
Sabemos que en muchas ocasiones es muy difícil evitar que nuestro/a hijo/a puedan acceder a contenido de este tipo. Nuestro/as hijo/as, están sobreexpuestos a una cantidad de información que les llega por diferentes vías. Por lo tanto, la principal recomendación es que podáis ser partícipes de toda aquella información que les puede llegar, explicándoles la irrealidad de tales imágenes, y respondiendo a todas sus dudas y entendiendo las emociones que le puede generar tal contenido.
No obstante, es importante por parte de los padres impedir todo lo posible este tipo de visionados delante de ello/as y buscar otros momentos, dónde el/la menor no esté presente.